Al igual que muchas personas hoy en día, tengo grandes sueños y metas, tengo deseos en mi corazón. Pero mi oración ahora es diferente: "Dios, no mi voluntad, sino que se haga tu voluntad." Si una puerta se cierra, no es gran cosa, lo dejé pasar. Si mis planes no salen bien, no es gran cosa, sé que Dios tiene algo mejor para mí. He aprendido a no estar tan consumido por un sueño que no se va a mi manera. Quite esa cara triste, sacudirse la decepción y darse cuenta de que Dios te tiene en la palma de su mano. Confía en Él con todo tu corazón hoy y todos los días de tu vida! Amen
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